REFLEXIONES: Casualidad o destino

 Hoy, veinticuatro de diciembre de dos mil veinte, Nochebuena, triste, especial y diferente a todas las que hemos vivido, me ha ocurrido bien temprano algo muy curioso. 

He ido al super a comprar cuatro cosas que me faltaban. Voy cuando abran, pensé, que después ya estará la marabunta comprando. Mi sorpresa ha sido que a las nueve y diez de la mañana el supermercado ya estaba a tope, tenía veinte personas delante para comprar el pan, así que he entrado dentro a comprar, esquivando a la gente, intentando que no acercarme a nadie, tratando de ver los precios con las gafas empañadas por culpa de la dichosa mascarilla, teniendo en la cola de cajas rápidas un pequeño rifirrafe con una señora espabilada que, o se quería colar o necesitaba calor humano porque me ha estado invadiendo mi espacio vital y me ha sacado de quicio. 


Al salir, en el pan aún he tenido que esperar mi turno y cuando sale mi número, el 3, otra señora que tenía al lado dice, yo también tengo el 3. Nos quedamos las dos, una al lado de la otra, con el número idéntico en la mano, el ciento tres, ella mira el mío y yo el suyo y ahora qué pensamos, yo no pensaba dejar pasar mi turno y ella, no sé. ¿Qué probabilidades hay que, en un rollo de números de pedir turno, salgan dos números duplicados? La mujer que atendía rápidamente se encarga de la señora y le dice al chico que sirve con ella el pan, que la siguiente me atienda a mí. 


Ella pide su pan y yo el mío, de pronto me mira y dice mi nombre, ¿MJ, sabes quién soy? Soy Ana S. L. y se baja la mascarilla. La reconozco y me echo a reír. Habíamos estudiado juntas en el Instituto y hecho prácticas en el Institut Català de la Salut, de eso hace más de treinta años, habíamos sido muy coleguillas y amigas, nos iniciamos juntas en el mundo laboral. Me dice, te he reconocido por los ojos, me quedo alucinando. 


Me sirven mi pan, pago y deseo hablar con ella, pero tengo dejar espacio para el siguiente cliente. 


Nos sonreímos con la mirada y nos deseamos Feliz Navidad. 


Puede haber sido una simple casualidad o prefiero pensar que el destino ha querido que nos cruzáramos.  


Espero que no vuelvan a pasar tantos años antes de que nos volvamos a ver. 

Comentarios

Entradas populares